martes, 27 de enero de 2009

VERDAD O FELICIDAD


“La felicidad está en la ignorancia de la verdad”.
Giacomo Leopardi

Ya no recordaba desde cuando veía el mundo desde detrás de aquellos barrotes, no conseguía recordar como era su mundo antes de aquello.

Todos los días era la misma rutina desde hacía demasiado tiempo, ver salir el sol, comenzar un nuevo día, un nuevo día que invariablemente era igual al anterior e igual que el siguiente, la monotonía diaria. Ninguna aventura por vivir, tampoco ningún sobresalto, todo estaba tasado en este su nuevo, viejo mundo. La comida que en nada era distinta de un día a otro, ni las estaciones eran relevantes para él.

Lo que su vista alcanzaba a ver nunca cambiaba, el paisaje que podía observar siempre era el mismo, alterado eso sí, por los cambios de las estaciones, que si bien para él eran indiferentes. Fuera, el tiempo se movía, los árboles brotaban cada primavera y perdían la hoja cada otoño.

Su carcelero se encargaba de que para él nada fuera distinto, ni la temperatura, ni la agitación que cada primavera parecía que conmovían al propio mundo.

Su vida había llegado a tal punto que ya no sabía que era verdad, lo que sucedía tras los barrotes o dentro de ellos, sobre todo porque ya no era capaz de recordar como había sido su vida antes de aquel encierro, difícilmente echaba nada de menos. Algunas veces le parecía recordar momentos de libertad, de felicidad tal vez, pero no creía que todo en aquellos momentos fuera felicidad. Su vida debió de tener un poco de todo, como a todos les sucede. Al fin y al cabo ahora su vida ya estaba tasada, regulada, ¿protegida?, qué difícil encontrar la verdad, lo real cuando hace ya tanto tiempo que la verdad es difusa y la felicidad algo aprendido tras la perdida de la libertad, para poder seguir siendo o sintiéndose feliz.

Una mañana el carcelero olvidó cerrar la ventana de barrotes y el preso no sabía si la felicidad estaba fuera o dentro, si el exterior era la verdad o la verdad se hallaba dentro de la jaula.

Sin dudarlo, voló a un árbol cercano, con miedo, con temor, pero sintió que aquel mundo era el de verdad, su verdad y que por fin se sentía feliz, ahora sí era feliz.